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domingo, enero 30, 2011

DESDE EL DOLOR...

Tener que vivir con la realidad de haber perdido a un hijo se siente como si alguien te estuviera castigando por algo. Se siente como si te estuvieran torturando y sin saber cuando parara la tortura. Sino fuera por el hecho de que has conocido historias y personas que han pasado por lo mismo y aun están vivos y hasta aparentemente bien y funcionales, pensarías que es el fin de tu cordura ya hasta de tu existencia. De pronto te sientes como si hubieras entrado en otra dimensión donde todo se mueve mas lento, donde se siente permanentemente una pesadez en el pecho. El aire se siente mas denso y duele cuando pasa a través de tus fosas nasales hasta llegar a los pulmones. Inicialmente deseas estar dormido casi todo el tiempo porque buscas a tu hijo en tus sueños, pero poco a poco el dormir se convierte en algo doloroso ya que las pesadillas se convierten en parte de tu sueno.

"Tienes que vivir". "Tienes que continuar". "Hay personas que dependen de ti y que te quieren ver bien". "A tu hijo no le hubiera gustado verte así". Estas frases se convierten como en un sello porque las tenemos que escuchar casi a diario. Es una letanía que nos repiten los demás con el animo de ayudarnos, sin saber que a nuestros oídos son palabras huecas, vacías, sin sentido. He hablado con padres que están pasando por lo mismo y las cosas que nos decimos son muy diferentes. No necesitamos que nos digan esas cosas, ya las sabemos. Sabemos que hay que continuar, lo que queremos saber es como se hace y eso solo lo puede decir alguien que ha pasado por lo mismo. Pienso que en estos casos, si el deseo es darle consuelo a un padre o a una madre que esta pasando por la perdida de un hijo, lo mejor que se puede hacer es estar a su lado, estrecharle la mano fuerte, y quedarse en silencio. Esto se siente mas confortante que las palabras. no repitas palabras que solo lastiman mas porque en ese momento ya nada significa lo mismo. La vida pasa a cobrar otro significado, por el momento, hasta que se va sanando. Otros, quizás porque se sienten desesperados de vernos así,, piensan que ya es tiempo de que comencemos a ser como eramos antes; pero el dolor es una estación donde también el tiempo cobra otro significado y a cada cual sanara a su paso. Nadie te puede decir cuando es tiempo de que un hijo ya no te duela.

Sabes que algo te sostiene, porque el dolor es muy grande y no te explicas como estas en pie, Como aun te alimentas?, como trabajas?, como sigues interactuando con tu entorno?. Entonces sabes que algo te sostiene y te aferras a esa esperanza. Es un momento en donde la llama de tu fe e tus creencias se convierte en una vela a punto de apagarse. Comienzas a buscar en tu pasado y ver cual de tus errores fue tan grande e imperdonable que la vida te esta pasando factura en este momento, de este modo. Tus acciones como madre comienzan a danzar en tu cabeza casi constantemente, sobresaliendo aquellas en las que te equivocaste mas que en las que acertaste. Tratas de no pensar para que no te duela pero cuando te das cuanta te sientes culpable porque hacer eso puede significar que puedes ir dejando de pensar y recordar a tu hijo y lo menos que quieres es olvidarte de el, aunque recordarlo signifique que te duela el resto de tu vida.

Ya un sábado, un domingo no se sienten igual y el helado de chocolate no sabe igual que cuando lo compartías con el. Aun conservas parte de sus cosas y las aferras a tu pecho, de alguna forma te hace sentir cerca de el por segundos, porque sabes que sus cosas conservan partículas de su piel, de su sudor. Guardas sus dibujos, sus cuadernos de escuela y guardas su voz en tu interior con un miedo terrible de que esa voz se valla desvaneciendo con el tiempo y llegues a olvidar como era.

Es increíble, jamas pensé que algo así fuera parte de mi vida. En estos momentos no puedo pensar en futuro, lo mas que puedo aspirar es vivir día a día, hasta donde las fuerzas alcancen y confiar en que esa fuerza que me sostiene continuara haciéndolo hasta que me sienta mas fortalecida.

Agradeceré a las personas que valla encontrando en el camino, que lleguen a sentarse a mi lado y en silencio sostengan mi mano.

enero 30 2011
Por la perdida de mi hijo Hector Gabriel el 12 de agosto de 2010. El 2 de agosto 2010 apenas llego a cumplir sus 14.

(disculpen la falta de buena ortografia, son errores tecnicos)

martes, enero 11, 2011

Reflexiones en 2011


Hacia tiempo que no me sentaba a escribir nada mas allá de uno o que otro pensamiento en el famoso Facebook, la red social más importante en internet que es como una telaraña, una ves caes en ella difícil de salir. Pensándolo bien, esa página se ha convertido en un psicoterapeuta; las personas descargamos en ellas sentimientos, pensamientos y algunas cosas más. Para otros es como un club social donde hacen gala de su gran plumaje lleno de colorido, donde le hacen cree a todo el mundo que los lee, que tienen una familia y una vida perfecta, y nosotros nos comemos el cuento porque no podemos ver mas allá de sus letras y ellos no nos cuentan de sus “esqueletos en el closet”. Yo tampoco lo haría, ¿a quien le importa?. Buenoooooooooo… importa más que las plumas coloridas porque la gente es morbosa y le gusta más el chisme malo que el chisme bueno. Otros parece que no tienen claro el hecho de que muchas personas los leen y avientan una de cosas increíbles, si a algunos lo único que les falta es decir cuando tengan deseos de aventarse un peo. No es una critica, creo que es parte de esa necesidad que sentimos todos de expresarnos abiertamente, cosa que no siempre hacemos en nuestro entorno existencial por diferentes razones que no vienen al caso en este momento. Pero yo soy de las que pienso que si vas a escribir algo que tenga algún sentido, aunque si a algunas personas les hace bien el publicar que se tiraron el peo, pues bien ya ese es un sentido.

Lo cierto es que hacia tiempo no me sentaba a escribir con profundidad y a desembocar este mar de pensamientos y sentimientos que llevo dentro. Si hasta creo que por eso es este dolor en el pecho constante, día y noche. Es una sensación de estreñimiento en el alma, una pesadez en el pecho; es que hace mucho no descargo tantas cosas. De pronto el dolor me hiso olvidar todo lo que antes me llenaba y me satisfacía, entre ellas, la escritura abierta, sencilla, transparente, según me salga de los… dedos, con o sin sentido, con o sin lógica. Así que retomaré algo tan preciado para mí, como lo es escribir, desbordando un poco de lo que tengo atragantado desde hace algún tiempo entre mis dedos y mi garganta. A ver si así deja de doler tanto el pecho y la panza.

Ha comenzado el 2011, a penas hoy estamos a 11 de enero de 2011. Mi vida no ha sido un paseo por la plaza, mas bien ha sido un paseo por alguna región selvática…! ya sé, ya sé!, sé de memoria ese trillado dicho de que uno cosecha lo que ha sembrado. Debe de ser entonces que desde niña he tenido complejo de Jane buscando, a su Tarzan, a su Chita y su cabaña, porque hay que ver como me he complicado la vida. Esto de vivir es un peo tremendo para mí. Según van pasando los años es más el miedo que siento a vivir, cada ves me voy metiendo más y más dentro de mi cascaron, el cual yo creía que me protegía del mundo exterior pero también resultó ser pura mierda porque hay que ver la de chichones y cortaduras que tengo en mi alma. Esto no es una queja, mucho menos un canto de derrota, porque aun así peleo y lucho aunque no sepa con quien o contra quien. Pues si me van a hacer trizas que por lo menos digan que me defendí.

Sigo en pie y adelante, a pesar de que hay tantas cosas de esta vida que no entiendo, es una sensación extraña; quizás este sentimiento sea algo así como el que deben de sentir aquellas personas que han sido acusadas a cadena perpetua por algún crimen que ellos no cometieron pero que un grupo de pendejos “están convencidos”, por algún desfile de” pruebas razonables”, a razón solo de algunos, de que es culpable. Pero el condenado sabe que no lo es, no es culpable de eso que se le acusa, pero no pude hacer nada, por más que grite la verdad, no es escuchado. Ya algunos decidieron su vida por él. Debe de ser desesperante estar en una situación así, y es casi, casi como me siento yo. ¿Por que esta analogía?, sencillo!, ¿alguien me preguntó si quería ingresar al Planeta Tierra?, !noooooo! alguien decidió por mi algo tan importante como eso y lo peor es que no puedo hacer nada y para colmo vengo con el sello puesto de culpable y pecadora. Bueno, esto en realidad es más profundo de lo que aparenta, tendría que analizar mi planteamiento a la luz de las diferentes versiones de cómo y porqué estamos aquí en este planeta jodido y a punto de reventar como un petardo de fiesta patronal.

En adición a que no se me preguntó si quería venir o no, me “sumban” a esta vida con el sello puesto de entrada, ”pecadora”, esto según una de las postulaciones religiosas que mas impacto ha causado en las mentes de casi todos los mortales desde tiempos innombrables. Innombrables para mi, porque no sé en que momento comenzó la vaina esta de hacernos sentir mal por algo que no hicimos.

Según algunas religiones, entre ellas protestantes y católica, han enseñado a sus seguidores y a todo aquel que haya asomado las narices por sus enseñanzas que todos somos pecadores. Todos nacimos con el peso de “nuestrosssss” pecados sobre nuestras cabezas; y enfatizo en la “s” porque al parecer son muchos los pecados que cometimos; si quizás es por eso que cuando nacemos lo primero que hacemos es abrir la boca a llorar, y al que no llora se le mete una nalgada por el trasero para que lo haga, es como un rito de iniciación a esta jodida vida. Es importantísimo llorar en ese momento tan importante para todos, es la evidencia de que desde ya sabes lo que se te va a venir encima, claro, inconscientemente, porque ¿que sabe un niño de pecados? “Nuestros pecados”, ¿en realidad son nuestros?”, ¿no estaremos pagando los platos rotos de algún pendejo dios del Olimpo?

Bueno, la cosa es que venimos al mundo llenos de pecados, y así como en las películas de ciencia ficción y fantasía esta vaina también tiene su trama interesante, porque resulta que para librarnos de todos estos pecados que desconocemos pero que alguien mas importante que nosotros dijo que si los hicimos, y para poder encontrar la salvación y la vida eterna, lo cual es el objetivo principal de todo mortal, y la trama principal de la película, debemos vivir la vida de acuerdo a unos parámetros inventados por otra(s) persona(s) mas importante e inteligente que nosotros, que debió de ser un santo de alta jerarquía o un santo hijo de puta ya que lo que nos pide para llegar a la salvación es cosa de inmortales y seres perfectos. Todos aquellos mortales que logren esta gran Azaña se ganan como gran premio la salvación eterna en el paraíso prometido, donde les esperan momentos felices dándole de comer a los leones y también a los lechones de la mano. Aunque no sé si en el paraíso se celebren las navidades así que obviemos los lechones. Pero ojo, la historia no termina aun, a los que decidieron seguir siendo pecadores reincidentes, porque se le suman a tu cuenta de pecados ya preconcebidos los que si has concebido en toda tu conciencia plena y absoluta del bien y el mal, a estos les espera el lago de fuego y azufre por toda la eternidad. Donde jamás te convertirás en carbón (y dije CARBON, porque de los otros hay miles por ahí sin necesidad del lago de fuego), porque el fuego te quema pero no te consume. Si te conviertes en carbón llegara el momento que ya no te dolerá y la idea es que te duela en lo mas profundo de tu ser. Para mi esto es sumamente estresante y morboso, de hecho, a lo largo de mi crecimiento lo fue; es luchar con tu propia naturaleza, es sentirse mal y pecador por cosas que no se pueden controlar de momento porque no teníamos, en ese momento la capacidad o herramientas para hacerlo. No puedes parar a un niño en frente de una pila de dulces, decirle “no los toques, mucho menos los comas” porque el niño aun no ha desarrollado esas destrezas de auto control y fuerza de voluntad para pensar y decir “ëste guevon(a) puso toda esta pila de dulces a ver si yo caía en su trampa, pero se va a joder, no los comeré”. Así es el ser humano, nacemos y somos recipientes vacios de conocimiento y nos vamos llenando según vamos creciendo, madurando. No me puedes poner la vida de frente y decir no hagas esto o aquello así no mas, a capela, necesito desarrollar destrezas, habilidades, necesito fortalecer la fuerza de voluntad y no se me debe condenar por fallar porque esas fallas son las que me harán crecer y madurar para poder tan solo acercarme a un milímetro de lo que esperan esas ideologías de mi, “la perfección”. En mi caso me importa un comino lo que esperan esas ideologías de mí, es más importante lo que espero yo de mi misma.

“El infierno”, que cuento mas pendejo y morboso, ¿que mente maquiavélica habrá inventado ese concepto? Y ¿con que propósito?, bueno, uno de los propósitos podría ser una competencia de tontos, algo así como esas competencias que no tienen sentido, como quien puede comer mas “hot dogs” en 15 min. Y me perdonan los que si creen en estas cosas, no lo escribo con el animo de ofender, es casi como un dialogo conmigo misma, así que no lo tomen a mal. Quien sabe si de pronto algún día la capacidad de razonar y pensar abandona mi azotea y termino en los techos ensenando las mismas pamplinas y ganando adeptos para el club de tontos.

Conste que creo en Dios, no soy una malvada bruja que solo cree en la luna y el sol. Sé que la luna y el sol fueron creados por algo sublime, superior, por una fuerza inimaginable para algunos de nosotros porque su grandeza no cabria en nuestras mentes limitadas. Creo en un Dios lleno de amor y compasión el cual es el único que me podrá contestar estas interrogantes de porque estamos aquí y para que. Nosotros solo podemos especular y dejarnos guiar por nuestra brújula interna. Creo que el la puso ahí con esa intención, que cada cual pudiera encontrar su “own way” y retornar a nuestra inocencia esa que teníamos cuando solo éramos luz. Y no creo en ese Dios al que nombro porque me lo hallan enseñado en alguna parte, o porque alguien me halla hablado de él, creo en él porque él se presentó a si mismo en mi interior. De alguna forma que no puedo explicar, porque aunque creo que todo tiene su porque, no siempre se nos es manifiesto al momento, de alguna forma, supe en mi interior que él está ahí y que yo soy parte de él, así como lo es la naturaleza que me rodea. Yo he elegido creer, no he necesitado una pila de guevones diciéndome cosas y conceptos preconcebidos. Creo en el por que sé que de él provienen mis fuerzas cada vez que toco fondo y me toca volver a salir a flote, o cada ves que la vida me es ilógica y sin sentido y pierdo toda esperanza de vida, el me hace entender que aunque en el momento no entienda el porque y para que, debo de continuar viviendo. Eso lo siento en mi interior así de la misma forma que siento este dolor inmenso, ni a mi dolor ni a mi Dios los he podido ver con estos ojos mortales, pero los siento en lo mas profundo de mi alma y mi ser y para mi eso es mas que suficiente para creer. Ese dios entiende que a veces puedo estar molesta con el porque no entiendo algunas cosas, así como nuestros pequeños nos forman perretas y se molestan con nosotros cuando los tratamos de ensenar, en el momento no entienden, pero ya entenderán y sabrán que lo hicimos por amor. Ese Dios entiende que a veces me abandonen las ganas de vivir o de luchar. El ya ha perdonado cada uno de mis “malos pasos” y el no me acusa ni me condena por pecados ajenos, de los cuales yo no tengo razón ni idea. ¿Qué culpa tengo yo que Adán se comió la manzana? si ni siquiera estaba yo por el panorama.

En realidad no sé cual sea la verdad sobre el ser humano, ¿de dónde vinimos?, ¿con que propósito? No entiendo por que tanto sufrimiento, por que muere gente inocente, por que murió mi hijo, por que hay tantas personas que no tienen nada de comer mientras hay otras tantas que despilfarran el dinero en cosas vánales y triviales como hacerme una cirugía plástica para tener unos senos más grandes. No entiendo por que el ser humano es tan autodestructivo, por que peleamos guerras sin sentido. No entiendo y me asusta ver como lastimamos la tierra sin misericordia alguna ignorando que está tan viva como nosotros y que si la lastimamos a ella nos lastimamos a nosotros mismos porque somos parte de ella.

En realidad no entiendo muchas cosas de las que veo a mí alrededor y a decir verdad, a veces, muchas veces, vivo con un miedo terrible. He tenido momentos muy tristes, muchos de ellos ocasionados por mi misma, he lastimado, me han lastimado, he fallado en muchas cosas. En este punto, que muchas veces me he sentido perdida y a la deriva, donde no tengo otra verdad confiable y comprobada más allá de mi misma, entonces no me queda más que creer y confiar en lo que llevo dentro, en mi interior. No me queda más que creer en aquellas cosas que sí me hacen sentido y se acomodan a mi interior sin ocasionarme traumas existenciales, sin castigarme por cosas que no he hecho. No puedo ver más allá de lo que se me permite ver con mis ojos y con mi corazón, entonces he de fijarme en esas que si puedo alcanzar. Y antes de confiar en el criterio y en el interior de otros prefiero creer en el mío propio, porque no se cual es la agenda de los demás, mas si conozco la mía, llegar algún día a entender el porqué y para qué estoy aquí y cumplir a ese propósito.