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sábado, mayo 02, 2009


Hoy desperté con una sensación de angustia dentro de mi pecho, esa clase de sensación donde sientes tristeza, coraje e impotencia. Más allá de mis problemas personales, -¿quién no los tiene?-, me duele mi país. Mis problemas personales, dependen única y exclusivamente de mí, yo tengo el control de ellos y yo determino el desenlace; pero la situación de mi país no depende de mí, depende de todos y eso es lo que más me preocupa, el “todos”. No a todos les importa lo que está sucediendo. Unos aparentan importarle cuando realmente lo que les interesa es proteger sus intereses personales y otros, aunque les duele la situación, prefieren ignorarla porque para ellos es muy difícil tomar una postura en momentos de tanta confusión. A estos últimos no los culpo. Yo misma me encuentro en un mar displicente de ideas, donde una corriente me hala para una orilla y otra me hala para el otro extremo; por ejemplo: si fuera a tomar una postura en cuanto a la situación de los miles de empleados que van a ser despedidos tendría que tomar en consideración varios aspecto antes de “apilarme” a alguno de los extremos.

Por un lado está el hecho consabido y “requetesabido” por todos de que el gobierno tiene más empleados de los que necesita. Todos en algún momento hemos tenido que solicitar algún servicio en alguna agencia gubernamental y ya todos sabemos cómo es el trato que ofrecen algunos (por no decir la mayoría) empleados de estas agencias. Cuando encuentras un empleado que te trata con cortesía, amabilidad, que se interesa por lo que solicitas, es como encontrarse un billete de $20 en la calle mientras vas caminando, posible pero raro.

No podemos negar, porque hacerlo sería rayar en la hipocresía, que nuestro sistema gubernamental necesita una restructuración de sus recursos humanos. Muchos de estos empleados de gobierno se están robando el dinero del pueblo, el dinero que puede ser utilizado para otras cosas, porque estar ocho horas en tu lugar de trabajo y no hacer nada durante ese tiempo es una forma de robar. Se les paga para que realicen una tarea no para que lean todos los periódicos nacionales, regionales y locales, no para que anden pegados al celular, ni anden chismorreando de oficina en oficina y de cubículo en cubículo todo el día. Porque no trabajan pero se dedican a joder a los que si lo hacen. Llevan años y años en los mismos puestos a tal punto que si trataras de despegarlos lastimarías sus traseros porque ya sus traseros y sus sillas son como una sola alma.

Lo que me preocupa de ésta drástica pero necesaria acción por parte del gobierno es que con las podridas también se irán las productivas, no es la acción sino como se producirá ésta. Sé que así como hay miles de “batatas rancias y desabridas” en el gobierno, también hay miles de empleados comprometidos que trabajan con pasión, porque el trabajo, para ellos, más que meramente un modo de ganarse la vida, es una manera de servir y sentirse productivos; pero como tal vez reflejan algún color en particular serán juzgados por eso y no por su productividad.
Aun no estoy muy convencida de cual debe de ser mi postura en relación a esto, sé que miles de familias se verán afectadas y que será una reacción en cadenas, un problema traerá otro y otro y “Dios nos coja confesaos”, porque no sé en que parara ésta situación.


Creo que muchas personas piensan como yo porque la manifestación masiva no fue lo que todos esperábamos. Nos duele que estas familias se queden sin empleo pero sabemos que es necesario disminuir la nomina del gobierno. Es como cuando una persona sufre una amputación de alguna parte de su cuerpo; primero está la negación cuando el médico le comunica que es necesario, el paciente le dice al médico que por favor busque otra manera de curarlo, e inclusive, no contento con la decisión del médico busca otras opiniones que tal vez por hacerse los mejores lo que hacen es que retrasan el proceso final y necesario empeorando la condición del paciente. Al final la amputación es inevitable, el paciente sentirá un terrible dolor físico y emocional y esto representará todo un proceso hasta que el paciente se restablezca totalmente, pero si toma la situación desde un punto de vista objetivo y positivo su vida podrá ser más productiva de lo que antes era, ya no tendrá ese órgano enfermo que le impedía ser funcional y productivo.
Pido a Dios que me ilumine en esta situación para apoyar la postura que más convenga a nuestra isla y no la que favorezca los intereses de algunos.


Arlene G. Acevedo

Puerto Rico

2009